¡Volar!

Concepto de la serie Espacios Vacíos

Cuando era pequeño, me acosaba una pesadilla recurrente:

Deambulo por las calles y me pierdo, buscando mi casa y no la encuentro. Todas las casas me parecen iguales, solo detalles insignificantes las distinguen. Busco eternamente. No hay nadie a mi alrededor. Vacío. Estoy solo.

La serie Espacios Vacíos acompaña a la persona en busca de un lugar cómodo, un lugar al que pueda llamar hogar. En este mundo lleno de ambigüedad, nadie quiere ser un huésped, sino reclamar su propio espacio en el universo. Surge un nuevo tipo de persona que ama las grandes ciudades y las odia al mismo tiempo. La ciudad está hecha de materia antinatural que se ha conectado inseparablemente con el alma humana para formar una nueva entidad. Cuanto más grande es una megalópolis, mayor es su atractivo.

Es una energía poderosa, una inteligencia artificial impresionante, y sin el ser humano es solo un cascarón vacío. Ese vacío también existe dentro de nosotros y exige ser llenado. Y lo llenamos. Con materia. En las grandes, brillantes y resplandecientes ciudades, a menudo sentimos una fría soledad e impotencia. Tras el movimiento y la prisa perpetuos, descubrimos el vacío una y otra vez. Los logros son ilusorios, los beneficios, engañosos. Surge la ligera sospecha de que no deberíamos estar aquí.